La ansiedad es una de las alteraciones más frecuentes en niños y adolescentes. Es una respuesta adaptativa que nos alerta ante posibles amenazas, cumple una función saludable siempre que se mantenga en niveles normales, ya que es un mecanismo de protección necesario para la vida y supervivencia del ser humano.
Sin embargo, cuando un niño manifiesta una ansiedad elevada y sostenida en el tiempo, es señal de alerta ya que pierde su función de adaptación al medio, dejando de ser beneficiosa y se convierte en un problema.
La ansiedad se origina siempre ante una situación de incertidumbre, cambio o de amenaza. Cuando se percibe que existe algún elemento que puede resultar dañino en nuestro entorno, se desencadena la ansiedad. Lo curioso, es que esto sucede no solo cuando los cambios son negativos, sino que puede ocurrir incluso cuando dichos cambios suponen una mejora de la situación.
Solange Soto
Psicóloga del Programa Integración Escolar
Colegio Alonso de Ercilla