Comunicarnos es una herramienta social básica. La manera en que lo hacemos impacta significativamente en diversos aspectos de nuestras vidas, por ejemplo, en las relaciones afectivas, en el aprendizaje, así como en el entendimiento de reglas y normas sociales y familiares.
Nuestro espacio familiar es la primera escuela de la comunicación, acá aprendemos las primeras herramientas para comunicarnos. Aprender a hacerlo de manera efectiva, impactará a lo largo de nuestra vida, por lo que es fundamental entender el valor socializador de la familia.
Entonces la pregunta es: ¿Cómo construimos ambientes comunicativos efectivos en familia? Les propongo algunas estrategias que, al aplicarlas en conjunto, ayudan a crear un clima emocional facilitador de la comunicación efectiva.
–Atender a nuestro lenguaje no verbal: No solo las palabras comunican. Los gestos, la postura y la entonación que acompaña el lenguaje verbal son claves para la expresión y comprensión del lenguaje, por lo tanto, deben estar en sincronía con el lenguaje verbal.
–Posición de los interlocutores: Estar a la altura del interlocutor favorece el diálogo y entrega señales que no existe un poder de rango que interfiere en la confianza de la comunicación. Agacharse o sentarse frente al interlocutor son estrategias útiles.
-Espacio y momento adecuado: Los nuevos aprendizajes se adquieren cuando estamos con disposición emocional y en un ambiente seguro para recibirlos, por ejemplo, evitar dialogar o corregir una conducta cuando el niño está llorando, angustiado, frustrado o en una casa ajena, es preferible realizar la conversación con calma en un lugar adecuado.
–Actuar de manera consecuente a la teoría: La imitación es la primera estrategia de aprendizaje, nuestro actuar suele ser imitado por nuestros hijos, siendo también una forma de comunicar. De este modo, si queremos instaurar normas en la casa, lo más importantes es comenzar con el ejemplo de manera consecuente.
–Empatizar: Empatizar es ponerse en el lugar de otro, es intentar comprender realmente lo que el otro quiere comunicar, intentar compartir emociones, lo cual implica escuchar con atención, dejando de lado lo que se quiere contestar.
-Lenguaje positivo: La utilización de lenguaje en positivo y la eliminación de etiquetas, mejora significativamente la disposición, motivación y autoestima en los niños y niñas, cambiar la connotación del mensaje a positivo favorece también la comprensión y no deja espacios a las ambigüedades. Podemos reemplazar por ejemplo “eres un flojo” por “Es importante que estudies un rato todos los días, así podrás aprender mejor”. O bien “eres desordenado” por “Trata de mantener ordenada la pieza, eso te dará un espacio más agradable para ti y toda la familia”. Recordar que el lenguaje hace realidades.
– Reconocer los propios errores y pedir disculpas:Esto entrega pautas a los niños para la autenticidad y valoración social, además demuestra humildad ante los errores, entender que equivocarse es válido y saber que los problemas pueden tener solución.
–Establecimiento de reglas claras: Establecer reglas claras, así como las consecuencias del incumplimiento de las mismas (siempre acordes a la edad y gravedad), les entregará a los niños y niñas un escenario predecible y ordenado para su funcionamiento diario. Algunas reglas pueden ser pactadas con mutuo acuerdo.
Pamela Larraín Amigo
Fonoaudióloga